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Conoce las diez etapas en la alimentación de un niño
¿Cuánto debes esperar para darle alimentos sólidos a tu pequeño? ¿Cuándo puede consumir lácteos? Ya que las etapas de alimentación de un niño pueden parecerte complejas, aquí te platicamos cuáles son y en qué consisten para resolver todas tus dudas al respecto.
¿Por qué es importante conocer las etapas de alimentación?
Nunca está de más recordarte que los hábitos saludables que marcarán la vida de tu hijo (tal vez el mejor regalo que le puedes dar a tu pequeño) los adquiere en sus primeros años de vida. De entre estos hábitos saludables, uno de los más importantes para ayudar al crecimiento y desarrollo óptimos de tu pequeño es la alimentación.
Es importante que conozcas las etapas de la alimentación de tu pequeño para acompañar su crecimiento con diversos alimentos.
¿Qué características tiene un alimento adecuado?
Si planeas introducir algún alimento en la alimentación de tu pequeño, cuida que cumpla con las siguientes características para que tu hijo obtenga todos los beneficios de consumirlo al tiempo que proteges su salud:
- Ser oportuno, es decir, acorde con la etapa de alimentación y crecimiento en la que se encuentre. Recuerda que, mientras más pequeño tu hijo, el consumo de ciertos alimentos (especialmente aquellos que aún no aprende a tragar o no puede masticar) supone riesgo de asfixia, por mencionar un ejemplo.
- Ser suficiente, o sea, proporcionar la energía y los nutrientes necesarios para que tu pequeño se desarrolle adecuadamente.
- Ser seguro e inocuo, esto es, debe estar preparado con la mayor higiene posible para evitar que se contamine con sustancias químicas y microorganismos nocivos cuyo consumo pueda provocar que tu pequeño se enferme.
- Tener una presentación que respete necesidades de tu pequeño tales como la cantidad y la consistencia adecuadas (esto va de la mano con que el alimento sea oportuno para su edad).
Las diez etapas en la alimentación de un niño
De cero a seis meses de vida
Esta es la etapa de la leche materna por excelencia, el único alimento que necesitará tu bebé para nutrirse. No olvides que, en esta etapa de alimentación, la leche materna es el alimento ideal que contiene todos los nutrientes y brinda la energía que tu hijo necesita; de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida bajo demanda.
Además, la leche materna contiene anticuerpos que protegerán a tu hijo de muchas enfermedades que podría enfrentar en el corto, mediano o incluso largo plazo: algunos estudios sugieren que los niños amamantados de forma correcta en esta etapa de alimentación tienen menos probabilidades de padecer alergias, diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal, obesidad y algunos tipos de cáncer, entre otras condiciones moderadas o graves de salud.
Consulta a tu profesional de la salud para mayor información.
De los seis meses a los tres años
La OMS recomienda que, cuando tu pequeño cumpla seis meses de vida, inicie para él una etapa de alimentación que se caracterice por una variedad creciente; no olvides que toda comida nueva que ofrezcas a tu hijo debe ser oportuna suficientes, segura e inocua, además de contar con la presentación más adecuada para su edad. Con todo, la recomendación es no suspender la lactancia materna hasta los dos años de vida, pero sí que es importante que tu pequeño se adapte poco a poco a consumir más alimentos.
La de los seis meses a los tres años de vida no es, como tal, una sola etapa en la alimentación de tu pequeño; por ello, te presentamos una guía que divide este periodo en fases más pequeñas para saber en qué momento introducir a tu pequeño en el consumo de ciertos alimentos. Si deseas orientación personalizada, no dudes en consultar la opinión del pediatra de tu hijo.
Antes de platicarte sobre esa guía, toma en cuenta que algunas señales te pueden indicar si tu pequeño está listo para comenzar a consumir cierta comida en cada etapa de alimentación y que también representan hitos del desarrollo: por ejemplo, si ya se sienta con poco o nulo apoyo, si abre la boca cuando roza una cuchara o si traslada alimento hacia atrás y lo pasa sin complicaciones. Tampoco olvides que es muy importante no obligar a tu hijo a comer si no quiere: él te dará la señal cuando esté listo.
De seis a siete meses
En esta etapa de alimentación podrás incluir purés naturales de frutas que no sean ácidas como el durazno, la pera, la manzana, el mango o el plátano; te desaconsejamos alimentarlo con piña o naranja, que son ácidas, en este momento porque el sistema digestivo de tu pequeño aún no se desarrolla completamente y podría dañarse con ellas.
Las frutas son una importante fuente de vitaminas y minerales para todas las etapas de la vida; además, es fácil hacerlas puré y ofrecer estos nutrientes a tu pequeño para reforzar su sistema inmunológico y protegerlo así de enfermedades. Por otro lado, la fibra que contienen favorece el desarrollo de su sistema digestivo y previene malestares comunes actualmente en muchos bebés.
De siete a ocho meses
En esta etapa en la alimentación podrás incluir verduras como la zanahoria, la cebolla o la calabaza que, al igual que las frutas, contienen grandes cantidades de fibra y mejoran el funcionamiento del sistema digestivo. Ten cuidado con verduras de hoja verde como las espinacas o acelgas, ya que contienen una alta concentración de nitratos que (dentro del organismo de tu pequeño) se convierten en nitritos, sustancias especialmente tóxicas para los bebés durante el primer año de vida; espera mejor a que su estómago esté listo para destruir estos compuestos nocivos antes de alimentarlo con verduras de hoja verde.
Dino tip: para incluir frutas y verduras en esta etapa de alimentación de tu bebé, puedes suministrarlas de una en una con intervalos de separación de tres días entre una y otra. Esto no solo le dará a tu bebé para asimilarlos, sino que también te permitirá identificar con precisión qué alimentos podrían no ser adecuados para darle a continuación. Consulta a un profesional de la salud para mayor información.
A partir de los ocho meses
En esta etapa de alimentación, los expertos recomiendan incluir productos como el huevo, los tubérculos, los cereales y la carne, aunque de acuerdo con ciertas condiciones:
- Huevo: solo la yema.
- Tubérculos como la papa, bien cocidos y en papilla.
- Cereales como pan, arroz y avena: lo más simple posible y en trozos muy pequeños; en especial, la avena debe estar bien cocida en agua y se debe dar la máxima prioridad posible a los cereales integrales.
- Carne: se recomienda comenzar con carnes blancas como el pescado o el pollo e incluir poco a poco las demás, siempre en porciones pequeñas, muy bien cocidas y cortadas en pequeños trocitos.
A partir de los nueve meses
Los expertos sugieren incluir el huevo entero con consistencia blanda en la dieta de tu pequeño durante esta etapa de alimentación; en todo caso, debes poner mucha atención a la tolerancia de tu pequeño. Este también es un buen momento para introducir a tu hijo en el consumo de frijoles, lentejas, garbanzos y otras leguminosas que deben estar bien hidratadas y cocidas, de preferencia sin cáscara.
A partir de los 11 meses
Este es el momento para ofrecerle lácteos como yoghurt y queso a ti pequeño; al término de este mes, tu pequeño debería haber logrado integrarse a la alimentación normal de la familia con las cantidades y la presentación más adecuadas para su edad, así como con los nutrientes que necesita durante esta etapa de alimentación y crecimiento.
Dino tip: el ambiente que rodee a tu bebé cuando quieras presentarle un nuevo alimento es fundamental. Genera su interés en probar los alimentos y evita que se distraiga con la televisión o con cualquier otra cosa que haga que pierda la motivación por probar algo nuevo; aprovecha el reflejo natural por imitación, ya que si todos están comiendo, es más probable que tu pequeño se anime a probar lo que tiene frente a él. Consulta a un profesional de la salud para mayor información.
A partir del primer año
En esta etapa de alimentación, tu hijo intentará tener más independencia y mostrará ganas de comer solito; promueve estas actitudes y si te preocupa que se ensucie, no hay nada que un babero no solucione. Notarás como le están saliendo sus dientitos por lo que también querrá masticar sus alimentos: favorece esto para que disfrute de alimentarse bien.
A partir del segundo año
Para este punto tu pequeño ya tendrá el interés de comer con cubiertos, habilidad que aprenderá poco a poco y que debes favorecer. Es importante que, en esta etapa de alimentación incluyas carnes, legumbres, huevo, pescado, cereales, leche y derivados en la dieta de tu pequeño, así como evitar alimentos ricos en grasas, calorías y azúcares añadidos con el propósito de crear hábitos saludables en familia.
En esta etapa de alimentación, tu pequeño solicitará cuatro comidas al día (desayuno, comida, colación y cena); sin embargo, cada niño es distinto por lo que te recordamos consultar a un experto que pueda darle a tu hijo una dieta balanceada acorde con sus necesidades energéticas y características personales.
Esta también es la etapa del no a muchas comidas, un reto para cualquier padre; sé paciente y ofrece poco a poco una variedad saludable de alimentos.
A partir del tercer año
En esta etapa de alimentación, tu hijo ya estará totalmente integrado a la dieta familiar; aprovecha esto para enseñarle a tu pequeño qué alimentos incluir en su dieta de aquí en adelante y para toda la vida:
- Frutas y verduras
- Cereales, pan y pastas
- Carnes y leguminosas
- Lácteos
- Grasas
¿Qué cantidad de alimento debe comer mi bebé?
Ahora que ya conoces las principales etapas de alimentación en niños, tal vez tengas dudas sobre las cantidades correctas para cada una de ellas. Es importante que consideres que tu bebé, al igual que cualquier persona, usa su propio apetito para determinar cuándo está lleno. Respeta su saciedad siempre y cuando la cantidad de comida que consumió sea suficiente; forzarlo a comer no es recomendable, ya que incrementa su resistencia a comer determinados alimentos y crea aversiones que pueden manifestarse incluso en la edad adulta.
Dino tip: los bebés expresan su hambre por medio del llanto, pero no esperes a esta señal tardía porque hay otras previas que te indican que tu pequeño necesita comer. Consulta a un profesional de la salud para mayor información.
Por ejemplo, es muy probable que tu hijo tenga hambre si se relame los labios, saca la lengua, mueve la mandíbula, la boca o la cabeza en busca del pecho; pone su mano en la boca reiteradamente, abre la boca con más frecuencia, está irritable o succiona todo lo que encuentra, aunque también puede ser el caso de que nada de esto sea a causa del hambre. Presta atención a otros distractores que tal vez te indiquen que tu pequeño necesita tan solo un abrazo… o un cambio de pañales.
La buena noticia es que las señales del hambre se vuelven más evidentes y claras conformes tu pequeño crece, máxime si aprende a hablar a una edad temprana; no te extrañe, por ende, si en un momento dado lo sorprendes mientras intenta preparar su propia comida. Tu amor infinito es lo que más necesita tu hijo para convertirse en gigante; demuéstralo con cuidados y buenos hábitos, y conoce sus etapas de alimentación para nutrirlo de forma correcta y oportuna durante cada fase de su desarrollo y crecimiento.